Google es mucho más que un buscador. No solamente pretende competir con Android en el negocio de los dispositivos móviles, sino que existen otros mercados altamente lucrativos en su punto de mira. Es el caso de los servicios de almacenamiento en la nube. Google pretende plantar cara a Amazon, que es el líder del mercado, desde el nacimiento de Amazon Web Services en el año 2006. La compañía no ceja en sus esfuerzos por cambiar la percepción de su oferta frente a los potenciales clientes. Para ello, los responsables de la compañía no dudan en tener bien presentes los servicios de sus competidores, como Amazon o Microsoft.
El pasado mes de julio, la compañía anunciaba su Google Compute Engine, con el objetivo de aumentar la redundancia y la fiabilidad de su infraestructura en la nube. Con eso espera evitar problemas de caída en cascada, como los sufridos por Amazon Web Services en el mes de junio. Entonces la compañía reconocía que estaba diseñando una estructura de nube similar a la de Amazon, que permita a los clientes colocar sus cargas de trabajo en centros de datos específicos situados cerca del origen de las solicitudes de datos. Sin embargo, para proteger la tecnología frente a fallos de software en cascada, el enfoque es distinto. Las cargas de trabajo en el almacenamiento en la nube pueden funcionar como parte de un estado global, en lugar de estar atados regionalmente. Así, cuando hay un apagón en la nube, la carga de trabajo se puede redistribuir entre otros centros de datos.
Las mejoras continúan. Antes Google ofrecía cuatro tipos básicos en su oferta de servicios en la nube. Ahora, acaba de añadir 36 nuevos tipos de servidores a su infraestructura. Uno de los principales es la configuración de ficheros sin discos, porque facilita el ahorro de costes para aquellos desarrolladores que quieren alquilar espacio para aplicaciones que no necesitan un disco dedicado en el servidor (un disco “efímero”) pero pueden manejar un disco “persistente” separado. Aparte, Google ha rebajado el precio de sus cuatro tipos básicos cerca de un 5 por ciento.
Junto a estas actualizaciones de servidores, la compañía está preparando una tecnología de almacenamiento que ha bautizado como “disponibilidad reducida duradera”, que disminuye los costes para los clientes a cambio de una menor disponibilidad. Es parecida a un producto de Amazon Web Services, denominado S3 Reduced Redundancy Storage, lanzado en el mes de mayo. Es apto para guardar datos no críticos o fácilmente replicables, pero con unas tarifas más económicas.
Por lo demás, impera el secretismo en este mercado. Los principales proveedores de servicios en la nube desarrollan sus propias tecnologías dentro de casa y quieren mantenerlas como propietarias. Por eso, tanto Google como sus rivales Amazon o Microsoft suelen proporcionar muy pocos detalles acerca de su operativa. Al fin y al cabo, realizan cuantiosas inversiones en investigación y desarrollo que deben proteger.