Muchos informadores se temen que el proyecto musical de Google va a terminar como el rosario de la aurora. Los del portal están dispuestos a entrar en el negocio de la música aunque tengan que pisarle los callos a mucha gente. De hecho, es probable que abran el negocio sin haber firmado acuerdos con las cuatro discográficas más importantes. Para muchos, si no tienes la aprobación de al menos 3 de ellos, encaminadas a un suicidio caro y ruidoso. Y los de Google sólo tienen hasta el momento el permiso de EMI, la más pequeña de todas. Entre los posibles está la Universal. Sony y Warner tienen sus dudas, y su firma no va a estar disponible para el momento de la apertura.
Y es que ya hay un posible día D. Todos los expertos apuntan a que podría ser el próximo miércoles. ¿Por qué? Porque el gigante acaba de invitar a los periodistas musicales y de Internet más importantes de los Estados Unidos a una fiesta especial en Los Angeles donde en teoría está apalabrada una intervención del grupo Spinal Tap. De paso, y como quien no quiere la cosa, entre copa y copa y canción y canción los del portal probablemente anunciarán el lanzamiento de Google Music, una tienda en línea que además ofrecerá capacidades limitadas a los usuarios para que compartan archivos con los amigos, y que estará vinculada a la red social Google+.
Hasta el momento nadie se había atrevido a entrar en este negocio sin llegar a acuerdos con todas las multinacionales. Spotify no pudo entrar en el mercado norteamericano hasta que tuvo en papel la firma de todos los grandes. Algo parecido le ha pasado a Apple con su nuevo servicio de almacenamiento de música en la nube, iTunes Match, que por cierto va a costar en torno a unos 25 dólares al mes.
En cualquier caso, Andy Rubin, vicepresidente de ingeniería de Google, expresó el mes pasado en la conferencia AsiaD su confianza en que estaban a punto de lanzar un servicio musical muy atractivo. Los analistas piensan que el sarao con Spinal Tap no es más que una estrategia de la compañía para forzar el acuerdo, para que las discográficas de pronto sientan la urgencia de firmar el acuerdo para no quedarse fuera de la tienda. Si no, podría ocurrir con el servicio musical lo mismo que con Google TV, que tenía, y aún tiene, más renombre que contenidos.