Mañana comienza la conferencia BUILD, en la que se espera que Microsoft comparta una nueva muestra del que será su nuevo sistema operativo, Windows 8. Incluso se especula con la posibilidad de que también se presente la primera tableta que se lanzará con este sistema y que llevaría por sello la marca Samsung. Pero, ¿qué conocemos hasta el momento de la nueva apuesta de Microsoft para conseguir armonizar el mundo de los tablets y de los ordenadores?
Uno de los puntos clave de este nuevo sistema está en su interfaz, que abandona el sempiterno escritorio y que se acerca al diseño de Windows Phone 7, al dar prioridad a los menús formados de “ladrillos” que permiten mejorar la navegación en dispositivos como tablets, pero que tienen el riesgo de resultar demasiado simples cuando se utilizan a través de un ordenador. Dejar de lado el escritorio es arriesgado. Ya lo ha intentado, sin éxito por el momento, Google con su sistema operativo Chrome OS. Pero si Microsoft consigue conjugar el atractivo del diseño con una usabilidad profunda en el entorno del ordenador, podría llegar a funcionar.
Otro de los aspectos del diseño que despierta mucho recelo es la inclusión de la interfaz ribbon que Microsoft incorporó a Microsoft Office en las últimas versiones dentro del explorador de archivos. Una decisión polémica porque el diseño de Office ha despertado no pocas críticas. Personalmente, creo que se trata de un diseño atractivo estéticamente pero que resulta muy confuso a la hora de intentar llegar a las distintas opciones (uno que es torpe).
Si Microsoft consigue mejorar la disposición de las herramientas podría ser un acierto, aunque no parece que vaya a suponer un cambio en el manejo de archivos demasiado profundo. Lo que sí mejora dentro de este punto es la posibilidad de transferir varios conjuntos de archivos de forma simultánea a través de la misma ventana (en Windows 7 hay que abrir diferentes ventanas para realizar varias transferencias a la vez). Además, se podrá acceder a varios informes pormenorizados sobre la velocidad de transferencia y pausar aquellas transferencias que sean menos prioritarias.
Varias versiones
Desde el principio se rumoreaba con que el nuevo Windows estaría basado en procesadores ARM (procesadores que se utilizan de manera primordial en los tablets). Hace unos meses se confirmó que Microsoft lanzaría distintas versiones para procesadores basados en la plataforma de Intel x86 y para procesadores basados en ARM. Según afirmó un ejecutivo de Intel, la primera versión tendría soporte para aplicaciones de sistemas anteriores (Windows 7 o incluso Windows XP), mientras que se tendría que diseñar aplicaciones de manera específica para la segunda plataforma.
Esta variedad de versiones podría resultar un quebradero de cabeza para los desarrolladores. Por si fuera poco, preocupa la posibilidad de que la plataforma de desarrollo de aplicaciones para Windows 8 se base principalmente en HTML5 y JavaScript. Hasta ahora, los desarrolladores que trabajaban en Windows habían utilizado varios lenguajes como Win32, ATL, Silverlight o Visual Basic 6, lenguajes que podría dejar de soportar Windows 8 en un intento de la compañía de romper con el pasado.
Cuentas pendientes
Microsoft ha anunciado que Windows 8 mejorará considerablemente el tiempo de arranque respecto a su predecesor, Windows 7. Aunque no se ha especificado el porcentaje de reducción, se espera que pueda ser entre un 25 y un 40%. Una de las críticas que suele recibir Windows es la lentitud con la que se inicia. Bajar estos tiempos resulta clave para competir, sobre todo, en el mundo de los tablets.
En definitiva, buenas impresiones para un sistema que apunta muy alto, aunque habrá que ver si Microsoft consigue lanzar un sistema que pueda copar las expectativas de usuarios de tablets y ordenadores por igual. La siguiente parada será la conferencia BUILD, que tendrá lugar desde mañana trece de septiembre hasta el dieciséis en California.
Uno de los puntos clave de este nuevo sistema está en su interfaz, que abandona el sempiterno escritorio y que se acerca al diseño de Windows Phone 7, al dar prioridad a los menús formados de “ladrillos” que permiten mejorar la navegación en dispositivos como tablets, pero que tienen el riesgo de resultar demasiado simples cuando se utilizan a través de un ordenador. Dejar de lado el escritorio es arriesgado. Ya lo ha intentado, sin éxito por el momento, Google con su sistema operativo Chrome OS. Pero si Microsoft consigue conjugar el atractivo del diseño con una usabilidad profunda en el entorno del ordenador, podría llegar a funcionar.
Otro de los aspectos del diseño que despierta mucho recelo es la inclusión de la interfaz ribbon que Microsoft incorporó a Microsoft Office en las últimas versiones dentro del explorador de archivos. Una decisión polémica porque el diseño de Office ha despertado no pocas críticas. Personalmente, creo que se trata de un diseño atractivo estéticamente pero que resulta muy confuso a la hora de intentar llegar a las distintas opciones (uno que es torpe).
Si Microsoft consigue mejorar la disposición de las herramientas podría ser un acierto, aunque no parece que vaya a suponer un cambio en el manejo de archivos demasiado profundo. Lo que sí mejora dentro de este punto es la posibilidad de transferir varios conjuntos de archivos de forma simultánea a través de la misma ventana (en Windows 7 hay que abrir diferentes ventanas para realizar varias transferencias a la vez). Además, se podrá acceder a varios informes pormenorizados sobre la velocidad de transferencia y pausar aquellas transferencias que sean menos prioritarias.
Varias versiones
Desde el principio se rumoreaba con que el nuevo Windows estaría basado en procesadores ARM (procesadores que se utilizan de manera primordial en los tablets). Hace unos meses se confirmó que Microsoft lanzaría distintas versiones para procesadores basados en la plataforma de Intel x86 y para procesadores basados en ARM. Según afirmó un ejecutivo de Intel, la primera versión tendría soporte para aplicaciones de sistemas anteriores (Windows 7 o incluso Windows XP), mientras que se tendría que diseñar aplicaciones de manera específica para la segunda plataforma.
Esta variedad de versiones podría resultar un quebradero de cabeza para los desarrolladores. Por si fuera poco, preocupa la posibilidad de que la plataforma de desarrollo de aplicaciones para Windows 8 se base principalmente en HTML5 y JavaScript. Hasta ahora, los desarrolladores que trabajaban en Windows habían utilizado varios lenguajes como Win32, ATL, Silverlight o Visual Basic 6, lenguajes que podría dejar de soportar Windows 8 en un intento de la compañía de romper con el pasado.
Cuentas pendientes
Microsoft ha anunciado que Windows 8 mejorará considerablemente el tiempo de arranque respecto a su predecesor, Windows 7. Aunque no se ha especificado el porcentaje de reducción, se espera que pueda ser entre un 25 y un 40%. Una de las críticas que suele recibir Windows es la lentitud con la que se inicia. Bajar estos tiempos resulta clave para competir, sobre todo, en el mundo de los tablets.
En definitiva, buenas impresiones para un sistema que apunta muy alto, aunque habrá que ver si Microsoft consigue lanzar un sistema que pueda copar las expectativas de usuarios de tablets y ordenadores por igual. La siguiente parada será la conferencia BUILD, que tendrá lugar desde mañana trece de septiembre hasta el dieciséis en California.