La red social más extendida en los smartphones sigue dando que hablar. Y es que ser el punto de atención tiene su parte positiva y su parte negativa. En cuanto a la primera es justo decir que se trata de una herramienta de comunicación muy práctica y útil para mantener el contacto en cualquier momento y lugar. Más aún cuando se es capaz de enviar imágenes, vídeos, tarjetas de visita o la ubicación exacta de donde se encuentra el usuario. Lo malo es que todo ello está acompañado de una falta de seguridad a la hora de proteger la información personal.
WhatsApp contabilizó durante el pasado año la cifra de 1.000 millones de mensajes al día, que no es más que otro dato de la extensión de esta red social. Algo a lo que ha ayudado que se encuentre presente en las plataformas más importantes del momento: Android, BlackBerry, iPhone, Nokia (Symbian) y Windows Phone 7. Tampoco hay que olvidar que se trata de un servicio gratuito en la mayoría de ellos, al menos durante el primer año de uso, costando menos de 1 euro al año el acceso al mismo.
Todo ello ha llevado al éxito a esta herramienta. Tal es así que incluso las propias compañías telefónicas se han visto obligadas a cambiar sus planes de actuación sobre productos como los SMS, completamente desbancados por los mensajes instantáneos y gratuitos a través de Internet, dejando de ganar por ellos varios millones de euros. E incluso, hay quien los regala al contratar una tarifa de datos, ya que han dejado de aportar beneficios. Incluso, yendo más allá, las principales compañías de nuestro país han decidido desarrollar su propia plataforma de comunucación, la cual está por llegar bajo el nombre de Joyn.
Sin embargo, también es una aplicación muy estudiada y observada. Sobre todo por expertos en informática y seguridad como los de la página web Security by default, quienes han dedicado varias publicaciones a mostrar los fallos de seguridad de esta extendida red social. Uno de los últimos permitía cruzar los datos que se pueden interceptar en la transmisión de mensajes con los de carácter público que posee la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones.
También se ha descubierto que los mensajes enviados permanecen en los servidores de WhatsApp de forma ilimitada. A pesar de que se eliminen las conversaciones completas y mensajes individuales, esto no hace que desaparezcan, sólo que se borren de nuestros terminales. Estrechamente relacionado con esto, hay que decir que junto al texto, cuando se envía un mensaje mientras se tiene activo el GPS, se adjuntan datos de la ubicación del usuario. Unos datos que se pueden interceptar con conocimientos avanzados necesarios. Y es que el fallo de seguridad más grave reside en que la información que se transmite desde la aplicación instalada en los smartphones a los ordenadores o servidores de WhatsApp no se encuentra cifrada ni codificada.
Parece ser que sería necesario crear una nueva aplicación desde cero que tuviera unos mínimos de seguridad. Sin embargo, su implantación y crecimiento podría no ser igual que el de WhatsApp. Por tanto, sólo queda solucionar estos problemas mediante parches y actualizaciones. Algo que los de WhatsApp se toman bastante en serio al ver que todos los meses hay una nueva actualización de versión con corrección de errores. El resto queda en manos de los usuarios: pertenecer a una gran comunidad con todas las posibilidades de comunicación, o aislarse del mundo para proteger la información personal y privada.